En la primera edición del torneo planetario, los nacionales se estrenaron con una contundente victoria ante México por 3-0 en Montevideo.
En 1929, el congreso de la FIFA determinó la realización de un campeonato mundial de selecciones, independiente de los Juegos Olímpicos. Con ese plan, el organismo le adjudicó la organización a Uruguay. Fue así, como al año siguiente, se dio inicio a la primera Copa del Mundo con Chile como país invitado.
Después de un viaje de tres días, que incluyó escala en Mendoza y Buenos Aires, La Roja llegó a Montevideo el día 6 de julio para alojar en el barrio de Pocitos. En aquel centro de operaciones, los dirigidos por Jorge Orth prepararon el estreno ante México.
Un 16 de julio de 1930, La Roja saltó al campo por primera vez en un Mundial con un 2-3-5 compuesto por Roberto Cortés en el arco; Víctor Morales y Ulises Poirrier en defensa; Humberto Elgueta, Guillermo Saavedra y Arturo Torres en el medio; el capitán Carlos Schneeberger, Carlos Vidal, Eberardo Villalobos, Guillermo Subiabre y Tomás Ojeda en ofensiva.
Los nacionales impusieron sus términos desde los primeros minutos. Así, a los 3’ de juego, Ojeda envió un centro al área, que después de dos cabezazos le llegó a Carlos Vidal, quien puso el 1-0 a favor de Chile. Y, además, inscribió su nombre en la historia al ser el primer gol de La Roja en una Copa del Mundo.
Después del entretiempo, la Selección Chilena continuó buscando el arco rival y tuvo su premio a los 51’ cuando el mexicano Manuel Rosas convirtió el primer autogol de la historia en un Mundial.
A los 63’, La Roja sentenció el duelo a través del segundo tanto personal de Vidal. “El triunfo de los chilenos fue merecido. Resultó en todo momento un cuadro muy superior a su adversario, al que tuvo dominado sin apremios”, señaló la prensa nacional de la época.
La victoria ante México dejó a Chile como líder con 2 puntos junto a Argentina y Francia. Ante estos últimos La Roja disputaría su próximo partido tres días después.
